martes, 30 de noviembre de 2010

LUCES Y MÁSCARAS

Cuando Pedro Calderón de las Barca escribió que "nada es verdad ni es mentira, depende del color del cristal con que se mire" faltaban 100 y 200 años, respectivamente, para que Newton, primero, y Goethe,después, dejaran descritos las propiedades y modos de comportarse de la luz, asentando la estructura de la óptica moderna. Ello nos lleva a creer que Calderón de la Barca había sido iniciado en los Misterios Mayores y estaba en posesión del séptimo arcano, el de la invisibilidad.

(Manuscrito fechado en Ulm en 1916 y conservado en la Biblioteca Nacional de Andorra)

jueves, 7 de octubre de 2010

RESOLVER LA REALIDAD



Yo no tengo futuro. Yo no es. No es vacío frente a plenitud, luego ambos son. No es tener, sino ser lo que es. Ergo futuro, no es.
La realidad es ese amanecer que ahora veo (solo veo, no oigo, no huelo, no acaricio) desde el ventanal de la oficina. Estar en ella no es real. Ser desde ella sí lo es.
He tenido la fortuna, he soñado con el mar. Y me puse a construir un esquife para tratar de atravesarlo, a la ventura, hasta las Indias occidentales, el gran Viaje tras Itaca. Tal vez se hundirá al botarlo, o tal vez entre Scila y Caribdis, tal vez sea bueno que así sea, pues lluvias y viento también son reales, como frágil es el esquife. Y volveré a la montaña, en busca de las vías que nos han sido trazadas.
Lo demás, solo película. Los molinos, en la mente. Y el recuerdo, la nostalgia, Distancia.

(Corona, T., Fragmento perdido de La Eneida, Gijón, 1993)

lunes, 26 de julio de 2010

LIMES




La cosa y la verdad de la cosa son la misma cosa. Ello es el pensamiento que Ello tiene de la cosa, en este momento, flujo, río del Oscuro. El pensamiento, que es logos, que es palabra, que es sonido, vibración, energía. Todo ello es uno y lo mismo. Pero el hombre es la medida.

( A. Blung, Espíritu y tiempo, Génova 1889 )

jueves, 4 de marzo de 2010

ALBEDO

Durante la sesión matutina sucedieron cosas nuevas: la conciencia se disolvía entre los huecos del pensamiento y algo era consciente de esa disolución; y era como una muerte, mas era plácida. Luego salí a caminar un rato, como siempre tras el ejercicio, y pequeñas casualidades me hicieron prolongar la estancia al aire libre más allá de lo habitual, incluso de lo normal en un día laborable. Como último paso antes de retornar fui a comprar el material de limpieza doméstica y personal que necesitaba. Ya llegando a casa sucedió: caminaba paso a paso, sintiendo que de tener que contemplar algo debería detenerme para anular el riesgo de caída (había llovido y quedaba barro en la calle). Y allí, gozando el sol de la mañana, estaba la planta con sus grandes hojas verdes y el primer rocío del año. Hablé con ella y pasé mi dedo índice por la superficie de la hoja húmeda de gotas de vida. Me llevé el dedo a los labios haciendo mío el milagro de las Aguas que estaban ahora tanto dentro como fuera. Y lo supe: sería este año. Al llegar a casa consulté las efemérides: entrábamos en Ares el día 20 por la tarde, y la luna llena sería el día 30 por la noche, anunciando rocío y nieblas de mañana. La festividad que le correspondía no podía ser más adecuada: nuestra señora de la Estrella.

(Robert Jorosky: "La sombra de las catedrales"; Reims 1947)