domingo, 13 de marzo de 2011

LA PREGUNTA

¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido esa pasión, quizás no hayamos vivido en vano? ¿Que así de profunda, así de malvada, así de grandiosa, así de inhumana es una pasión?...¿Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?...Tal es la pregunta. O puede ser que se concentre en una persona en concreto, la misma siempre, desde siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero que no por ello, ni por sus acciones ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella. Réspondeme, si sabes responder-dice elevando la voz, casi exigiendo.
- ¿Por qué me lo preguntas?-dice el otro con calma-. Sabes que es así.

(Sándor Márai, El último encuentro, eds. Salamandra, Barcelona, 1999)

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